Recomiendo que escuchéis el siguiente video durante la parte en el club:
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Cuando llego al club Midnight, me detengo, el local parece abandonado, las ventanas estan entablilladas y el cartel cuelga, deteriorado, de unas no muy fiables juntas. Por dentro, sin embargo, rebosa actividad. La música suena a toda voz, enardeciendo el ambiente y demonios de todas las clases bailan y beben a su ritmo. Cuando entro, todas las miradas se posan en mí. Personas de distintos aspectos, desde ridículos hasta aterradores, se extienden por las mesas y la barra, pasando por la pista. No está aquí, no noto ningún rastro de mi enemigo, lo cual indica que no solo no está, sino que no lo ha estado hasta ahora. Entonces lo entiendo, Hank no me ha enviado aquí buscándole a él, sino que me ha traído hasta la persona que lo encontrará.
Suzanne. Suzanne es el demonio de mayor poder de todo el local y uno de los más poderosos de la ciudad. Sin duda ella sabrá donde encontrarle. En otro tiempo, los dos éramos grandes amigos y nadie podía derrotarnos cuando luchábamos codo con codo. Con tranquilidad me acerco a la barra. Cuando me ve, sonríe ampliamente.
-¡Caramba! Pero mira quién diablos está aquí –dice irónicamente.
-No precisamente –sonrío- ¿Qué tal te va todo, Suzanne? Me alegro de volver a verte.
-Dime, ¿qué te trae por la tierra y, más concretamente por mi club?
-Pues la verdad es que busco a alguien –inmediatamente, un destello de entendimiento en sus ojos llama mi atención- Veo que sabes a lo que me refiero.
-Podría decir que si, incluso podría llevarte hasta él pero, ¿qué sacaría yo a cambio? –la negociadora entra en acción. Siempre ha sido así, intenta sacar beneficios de todo.
-Sabes que nos están observando, siempre observan –Mientras tanto escribo algo en un trozo de papel y se lo paso a la chica.
-Vaya… -dice mientras lee lo que he escrito- ¿Estás seguro de esto?
-Tan seguro como que me voy a encargar de ello –la chica me sonríe.
-Está bien, creo que me has convencido –Entra en un cuarto trasero y saca dos bolsas con ropa y un par de cuchillos cortos de plata- Vamos, te llevo –sonríe mientras la veo salir por la puerta trasera y dirigirse a su coche. La sigo.
Los siguientes cuarentaicinco minutos nos lo pasamos metidos en un flamante Ford Mustang del 67, en dirección al Bellagio. La única parada que hicimos fue para ponernos la ropa que había sacado de la trastienda. Ahora voy vestido con un traje de chaqueta negro, camisa a juego y una corbata blanca. En los pies llevo un par de zapatillas negras estilo Converse. Como siempre digo, la comodidad antes que nada, sobre todo cuando mi plan es enzarzarme en una pelea. Por otro lado, Suzanne, va vestida con un vestido muy corto de color rojo, con un escote en la espalda que le llega hasta más o menos la zona lumbar. Su pelo negro resalta sobre su piel pálida, y los ojos azules parecen cristales de hielo, está preciosa. Ambos vamos armados, yo llevo a Brael bajo la americana, y ella los cuchillos en el bolso. Cuando llegamos, salimos agarrados del brazo, fingiendo ser una pareja.
Al entrar en el enorme casino, siento una extraña presencia. Me acerco al oído de Suzanne y le digo en un susurro “está aquí”. Ella asiente, también lo ha notado. Tranquilamente, nos dirigimos hacia la recepción del hotel. Una vez allí, convenzo al hombre para que me cuente donde se aloja mi enemigo que, para él, no es más que un hombre herido pero con mucho dinero encima. Demasiado fácil.
-Vamos –digo con algo de recelo ante la facilidad de nuestra búsqueda mientras encamino a Suzanne hasta el ascensor. Ella me mira preocupada, no soy el único al que le parece todo demasiado fácil. Nos montamos en el ascensor y aprieto el botón correspondiente al piso al que vamos. Cuando se cierran las puertas desenvainamos las armas y nos preparamos. Va a ser una noche muy larga. Pronto darán las doce, la medianoche, y entonces comenzará todo.
La hora mágica ^^, el momento perfecto para todo; por cierto, me encanta :)
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