14 feb 2012

Como ovejas al redil

Mi experiencia personal me ha enseñado algunas cosas, como a no criticar San Valentín, de modo que simplemente expresare mi opinión. No odio esta fiesta, por el simple hecho de que no existe. Hoy, es 14 de febrero y martes. No es sino una de tantas quimeras creadas por la sociedad a las que nos hemos habituado más allá de toda lógica. ¿Por qué hoy, y precisamente hoy, la gente se hace regalos, se dicen te quiero, o hacen cosas que no hacen el resto de días? Porque somos ovejas, y como tales seguimos a un pastor. En estos días que corren el pastor no es sino la televisión, la publicidad, las grandes compañías, Hollywood, etc. Celebramos el día 14 de febrero, porque un amigo lo ha hecho, las tiendas ofrecen regalos con corazones y rosas, la televisión emite películas en las que una pareja ha celebrado una cena de ensueño en este día y sobre todo, porque nos aterroriza ir contracorriente. Este animal llamado sociedad está compuesto por millones de seres humanos que se mueven en la misma dirección, sin hacer preguntas, ciegos de su propia voluntad y cuando alguien destaca o si simplemente no va a la “moda” (Defínase este concepto como método de sugestión utilizado para determinar a todos los niveles el consumo y su asiduidad, y de esta forma controlar hacia donde y a qué velocidad camina el rebaño) se le margina, y se le pone una etiqueta. Como se puede ver, me incluyo, pues aunque piense así, no estoy exento de haber seguido la moda en algunos momentos y ni siquiera, de seguir haciéndolo. Este tema está demasiado trillado, e incluso he caído en muchos típicos tópicos pero bueno, tan solo es una opinión ¿no?

9 feb 2012

Jueves Negro



Cuando una sucesión de hechos positivos se extienden lo suficiente, el conglomerado de tu vida se vuelve cada vez más dependiente de ellos. Llegados a este punto, un simple suceso tal que un hecho negativo lo suficientemente importante, hace que todo se tambalee. El estado de ánimo de la persona afectada se vuelve cada vez más negativo e ignora, y normalmente menosprecia, los hechos positivos que han venido ocurriéndole. Es en estos casos, cuando una persona tiende a estar amargada e intratable, no ve la luz que hay al final del túnel, todo se le echa encima con la velocidad del rayo. El siempre optimista se convierte en pesimista por un periodo de tiempo indeterminado y todo debido a un único y simple hecho. Entonces se plantea la pregunta, “¿Sigo peleando o me rindo?” Si eres una persona acostumbrada a luchar y que no se deja amilanar por nada, esta pregunta tiene fácil solución, si eres de las que se rinde al primer contratiempo, pasa lo mismo. Pero, ¿y si aún no tienes claro qué tipo de persona eres? Si aun estás intentado pasar del segundo tipo al primero, y te encuentras a mitad de camino, te supera la impotencia del no ser capaz de inclinarte hacia uno u otro lado. Para algunos esto parecerá una tontería, pero cuando alguien en esta situación lo experimenta, eso es lo último que se le pasa por la cabeza. Es incapaz de pensar con claridad, sus pensamientos se arremolinan y lo único que saca en claro es ira, la misma ira que le ha causado la impotencia que experimenta en esos momentos.

Hay momentos en el día a día en que las cosas no salen como nos gustaría...