Cuando una sucesión
de hechos positivos se extienden lo suficiente, el conglomerado de tu vida se
vuelve cada vez más dependiente de ellos. Llegados a este punto, un simple
suceso tal que un hecho negativo lo suficientemente importante, hace que todo se
tambalee. El estado de ánimo de la persona afectada se vuelve cada vez más
negativo e ignora, y normalmente menosprecia, los hechos positivos que han
venido ocurriéndole. Es en estos casos, cuando una persona tiende a estar
amargada e intratable, no ve la luz que hay al final del túnel, todo se le echa
encima con la velocidad del rayo. El siempre optimista se convierte en
pesimista por un periodo de tiempo indeterminado y todo debido a un único y
simple hecho. Entonces se plantea la pregunta, “¿Sigo peleando o me rindo?” Si
eres una persona acostumbrada a luchar y que no se deja amilanar por nada, esta pregunta
tiene fácil solución, si eres de las que se rinde al primer contratiempo, pasa
lo mismo. Pero, ¿y si aún no tienes claro qué tipo de persona eres? Si aun
estás intentado pasar del segundo tipo al primero, y te encuentras a mitad de
camino, te supera la impotencia del no ser capaz de inclinarte hacia uno u otro
lado. Para algunos esto parecerá una tontería, pero cuando alguien en esta situación
lo experimenta, eso es lo último que se le pasa por la cabeza. Es incapaz de
pensar con claridad, sus pensamientos se arremolinan y lo único que saca en
claro es ira, la misma ira que le ha causado la impotencia que experimenta en esos momentos.
Hay momentos en el día a día en que las cosas no salen como nos gustaría...
Pff... como escribes... eres genial, no estés mal por nada y si lo estás no por un tiempo indeterminado, piensa en lo bueno siempre, parece que no, pero te ayuda a superar el problema ^^
ResponderEliminarEl barco tiene que estar preparado para soportar las olas que impacten contra el casco.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=E0PfECI4IH0&feature=relmfu