Y entonces, como caido del cielo, llego el desconocido caballero de argéntea armadura blandiendo su arma. Uno tras otros cayeron los enemigos y el grupo, antes en precaria situación, pudo respirar con tranquilidad. Sin prisa pero sin pausa, le narraron al misterioso individuo cómo habian llegado a tan descabellada coyuntura. Y es que solo a través de una serie de desafortunados incidentes causados por ellos mismos fue que estuvieron a punto de perder la vida.
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