25 mar 2011

I - Tierra de nadie.

Lo primero que recuerdo, son las llamas. Las incesantes llamas que me recubrían mientras me aproximaba a una superficie árida y pedregosa, probablemente un desierto. La lengua de fuego me cubría por completo subiendo por mi espalda y abrasándome la cara. Durante la batalla, debí perder el conocimiento, pues al abrir los ojos vi que estaba entrando en la atmosfera y me aproximaba, sin poder evitarlo, a la superficie. Mi contrincante había desaparecido, seguramente arrastrado por la misma fuerza que me catapultaba hacia abajo. Con esfuerzo, pero sin resultados, intento mover las alas con la intención de frenar mi caída. Consigo dirigir la caída levemente. Poco a poco comienzo a describir un curso semicircular. Inevitablemente, me estrello contra la cima de una montaña y reboto con un par más. No me causa demasiados  daños en el cuerpo, por no decir ninguno. Me levanto. No tengo ropa y apenas puedo desplegar las alas, se han llevado la peor parte en el impacto, tardarán un buen rato en recuperarse del todo.

Tras una media hora caminando, llego a una gasolinera. Como no puedo ocultar mis alas, me veo obligado a entrar así, para mi suerte está vacío. Ya de por si es raro ver como un tío desnudo entra en tu local, pero ver a uno con un par de enormes alas plateadas, debe de llevarse la palma. El buen hombre me deja algo de ropa y se ofrece a llevarme a la ciudad. Me hace mil preguntas, pero no respondo a ninguna, estaba demasiado confuso. En un segundo estoy jugándome la eternidad en un combate a muerte, y al siguiente estoy sentado en el asiento del copiloto junto a un crédulo anciano. Intento localizar a mi enemigo, pero como hasta ahora, no hay resultados. Esto me lleva a hacerme una pregunta, ¿estoy a salvo? Poco a poco, nos acercamos a la ciudad. El primer paso es encontrar a un viejo amigo, después tendría que rearmarme. La pelea podía comenzar en cualquier momento. A la gente como él no le importaba llevarse a unos cuantos inocentes por delante con tal de conseguir su propósito. Ellos creen que el fin  siempre justifica los medios. El camino aún dura un rato más, mis alas casi están curadas, aun no puedo volar, pero si ocultarlas fuera de la vista de los humanos. Sin quererlo y, para mi sorpresa, noto una gran fuerza espiritual al otro lado de la ciudad. Sin duda acaba de hacer uso de sus poderes. Me relajo, ahora que lo tengo localizado podré estar preparado cuando venga a por mí. Ya no estábamos en el hogar de ninguno, ahora ambos eramos extraños en un mundo que no nos conocía, ahora estábamos en tierra de nadie.

1 comentario:

  1. Es magnífico! De verdad y el título, "Fallen" Grandioso. Me encanta, no vayas a dejarnos a medias :)

    ResponderEliminar

Opiniones de Extraños