23 dic 2011

El Tren


Imagina un tren, un tren infinito. Las paredes de madera labrada, muestran hermosos y detallados relieves en todos los vagones, mostrando imagenes del pasado. Las ruedas de acero giran a toda velocidad transportando el tren por las vías. ¿El nombre del tren? Vida. Ahora imagina las vías. Infinitas, inmutables, dibujan un recorrido sinuoso por el mundo. ¿El nombre de las vías? Destino. Ahora le llega el turno al mundo, imagina un mundo que se extiende hasta donde alcanza la vista. Al norte, indefinidos océanos nebulosos. Al sur, áridos desiertos y abruptas montañas. Al este, helados parajes cubiertos de la más blanca nieve. Al oeste, vastas praderas esmeraldas, adornadas aquí y allá con bosques de secuoyas. Y bajo las vías, un pacifico riachuelo de aguas cristalinas tan brillantes que sus reflejos se asemejan a una miríada de estrellas. ¿El nombre del mundo? Experiencias. Así pues, cada uno tenemos nuestro tren, nuestro infinito tren que atraviesa un mundo de experiencias guiado por las vías del destino. Algunos eligen compartir su tren, otros viajan solos, pero todos pasamos por él más tarde o más temprano para recorrer sus sinuosas vías y explorar los vastos y misteriosos océanos que conforman nuestro futuro.

20 dic 2011

Palabras


Palabras. Palabras que se quedan en la garganta, atadas y mudas, por el miedo a decir lo que se desea. Palabras que desaparecen entre la voluntad y las inhibiciones. Palabras acalladas y consumidas por el fuego de un sentimiento.
El muchacho tenía en su poder palabras, palabras amables, palabras de amor, palabras de odio, palabras de ira, palabras atentas y palabras desagradables. El muchacho las tenia y sin embargo no usó ninguna. No uso las palabras amables con el chico que le ayudo a levantarse cuando le dieron una paliza, porque su ira se lo impedía. No usó las palabras de amor con la chica que amaba desde hacia tiempo, porque su miedo a no ser correspondido no se lo permitía. No uso las palabras de odio con su mejor amigo cuando este le dio la espalda, porque le quería como a un hermano. No usó las palabras de ira cuando le dieron una bofetada, porque se sentía demasiado culpable. No usó las palabras atentas con su amigo cuando este se rompió una pierna, porque estaba demasiado ocupado pensando en sí mismo. Y no usó las palabras desagradables cuando hablaba con una chica que no tragaba, porque creía que debía ser educado.
Mediante una simple sucesión de hechos, pongo de manifiesto la incapacidad de las personas para decir lo que piensan, pues resulta evidente que cuando unas palabras entran en conflicto con un sentimiento siempre mueren estas víctimas de los opresores sentimientos. Desde pequeños nos enseñan modales, protocolos de comportamiento, formas de vida, pero incluso sin saberlo, lo que realmente intentan enseñarnos es a ser obedientes y a reprimir nuestros impulsos para no decir lo que realmente queremos.

16 dic 2011

Tambores


Ta,ta,ta,ta. Redoblan los tambores. Ta,ta,ta,ta. Retumban en la mente, la mente del hombre, el hombre perdido. Ta,ta,ta,ta. Solo la conciencia prevalece, privada del cuerpo, perdida en la inmensidad del vacío. Ta,ta,ta,ta La conciencia enloquece, enloquece con cada era que pasa perdida, con la única compañía de los tambores. Ta,ta,ta,ta. Resuenan, resuenan sin cesar, sin descanso, único aviso de lo que está por venir. Ta,ta,ta,ta, infinitos, eternos, como la conciencia. Ta,ta,ta,ta. Observando los años, esperando los hechos. Ta,ta,ta,ta. La conciencia sabe, la conciencia no tiene esperanzas, la conciencia murió hace mucho, pero vive. Ta,ta,ta,ta. Sin cesar escucha los tambores que resuenan por todas partes y en ninguna. Ta,ta,ta,ta.  El tiempo pasa, pero no para él, él está fuera y está dentro; está en todas partes y en ninguna; está vivo y está muerto; él está libre y condenado. Ta,ta,ta,ta. La hora se acerca. Ta,ta,ta,ta.  No hay solución. Ta,ta,ta,ta. El final ha llegado. Ta,ta,ta,ta.

13 dic 2011

Blink


Don't Blink! Not even blink. Blink and you're dead.
They are fast, faster than you believe.
Don't give your back, don't look away and don't blink.
Good Luck.

10 dic 2011

Hellhound


La oscura calle permanece imperturbable en la tranquilidad de la noche. O así debería ser, pues una figura la atraviesa como alma que persigue el diablo. La chiquilla viste ropas negras y su expresión refleja un terror que ni en sus peores pesadillas pudo haber imaginado. No se aprecia ningún peligro aparente y sin embargo la chiquilla no deja de mirar hacia atrás, oteando el horizonte en busca de un perseguidor desconocido. Mas al aguzar el oído, se pueden escuchar los gruñidos y zarpazos, sin duda alguna, producidos por la criatura que amenaza su existencia. Víctima de un fatídico tópico, tropieza, cae sobre los duros adoquines y algo sale despedido. Una pequeña bolsa de cuero. Aun no lo sabe, pero de haberla conservado, abría salvado su vida. La criatura, invisible, desgarra su ropa y su carne en pos de su objetivo. Los chillidos de dolor llenan la solitaria calle, nadie la escucha. Forcejea hasta el último instante pero no puede desasirse de su mortífero abrazo. Con el último mordisco, arranca el alma de los inertes huesos de la chiquilla. Un alma condenada, un pacto completado. El perro del infierno llevará ahora las almas que ha recolectado a su señor. Tal vez, la chiquilla debió haberlo pensado mejor antes de sellar el acuerdo, pues siempre conlleva un precio demasiado alto que nadie está dispuesto a pagar.

5 dic 2011

Los cuatro del Apocalipsis



Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: "Ven". Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer aún
                                                                                                                                                                             Ap. 6,2


Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
                                                                                                                                                                          Ap. 6,3-4


Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino»
                                                                                                                                                                 Ap. 6,5/Ap. 6,6


Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven".
Miré, y vi un caballo pajizo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.
                                                                                                                                                                Ap. 6,7/Ap. 6,8