23 dic 2011

El Tren


Imagina un tren, un tren infinito. Las paredes de madera labrada, muestran hermosos y detallados relieves en todos los vagones, mostrando imagenes del pasado. Las ruedas de acero giran a toda velocidad transportando el tren por las vías. ¿El nombre del tren? Vida. Ahora imagina las vías. Infinitas, inmutables, dibujan un recorrido sinuoso por el mundo. ¿El nombre de las vías? Destino. Ahora le llega el turno al mundo, imagina un mundo que se extiende hasta donde alcanza la vista. Al norte, indefinidos océanos nebulosos. Al sur, áridos desiertos y abruptas montañas. Al este, helados parajes cubiertos de la más blanca nieve. Al oeste, vastas praderas esmeraldas, adornadas aquí y allá con bosques de secuoyas. Y bajo las vías, un pacifico riachuelo de aguas cristalinas tan brillantes que sus reflejos se asemejan a una miríada de estrellas. ¿El nombre del mundo? Experiencias. Así pues, cada uno tenemos nuestro tren, nuestro infinito tren que atraviesa un mundo de experiencias guiado por las vías del destino. Algunos eligen compartir su tren, otros viajan solos, pero todos pasamos por él más tarde o más temprano para recorrer sus sinuosas vías y explorar los vastos y misteriosos océanos que conforman nuestro futuro.

2 comentarios:

  1. Muy descriptivo. Me gusta.

    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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  2. Me ha encantado Diego, eres un artista, de casta le viene al galgo.

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